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"A mis alumnos les cambio el 'tengo que estudiar' por el 'quiero aprender'"

Entrevistas
09 enero, 2019

 

 

 

 

 

Charlamos con Laura Ortega, que en 2014 creó Meraki, desde donde imparte talleres dirigidos a niños, adolescentes, padres y educadores sobre inteligencia emocional, gestión de emociones y creatividad.

¿Cómo surge Meraki?

Meraki surge cuando yo estudio el Máster de Formación de Profesorado. Veo que es catastrófico. Hago las prácticas y me encuentro con un colegio igual a lo que yo había vivido y con muchos años de diferencia. Entonces decido empezar a formarme en nuevas pedagogías e inteligencia emocional porque veo que se está olvidando la parte del ser e, inspirada por Ken Robinson, al que adoro, vi que nos estamos basando en enseñar conocimiento en una época en la que ese conocimiento lo tenemos a un clic de distancia, pero se no están olvidando capacidades y habilidades que los niños van a necesitar en un futuro: la creatividad, el que sean críticos, que se cuestionen las cosas, que alguien les forme a nivel personal, poder identificar emociones. Yo veo que los niños están saturadísimos de contenido, pero no saben qué hacer con sus vidas.

Entonces decidí hacer el Máster de Programación Neurolíngüística Educativa en el que trabajamos con el coaching educativo y la inteligencia emocional. Es decir, enfocar la educación desde otro punto de vista, más humano y más integral. Somos tres partes: cuerpo, alma y mente Esas tres partes hay que cubrirlas para luego ser un adulto exitoso.

 

De todos  modos, ahora se oye cada vez más hablar dentro de los proyectos educativos sobre la inteligencia emocional y la gestión de las emociones. ¿Hay mucha publicidad barata?

Efectivamente, publicidad súper barata. Conozco muchos centros en los que aparece la inteligencia emocional, pero no hay acciones concretas. Las tutorías con los adolescentes se siguen utilizando para llenar de materia en vez de gestionar una etapa en la que hay que tomar decisiones, hay unos cambios hormonales estupendísimos y tienen preguntas que no saben ni cómo responderlas. Esto está teniendo como consecuencia un aumento del machismo porque son generaciones a las que se les ha dado todo, les hemos creado una sociedad Disney en la que no existe ningún problema, en la que no saben gestionar su frustración y no saben tomar decisiones.

¿Por qué es tan importante cuidar la inteligencia emocional desde pequeños?

Porque a día de hoy no sabemos los trabajos que van a desempeñar nuestros hijos en el futuro, de hecho no se han creado todavía, pero sí que sabemos que van a necesitar unas habilidades sociales básicas, que es aprender a trabajar de forma cooperativa –en este país trabajamos de forma individual y eso se está notando a nivel empresarial, por ejemplo- el gestionar tus emociones, que seas capaz de aceptar un duelo, una frustración, un fracaso para poder salir adelante y, luego, la innovación y la creatividad.

Dime algo positivo de nuestro sistema educativo.

La entrega del profesorado y, a día de hoy, la entrega de muchos padres. Hay ampas en colegios que son excepcionales y son padres que se han involucrado en un proyecto de forma gratuita que lleva mucho trabajo y eso me parece loable. Los profesores se llevan mucho trabajo a casa.Yo lo he vivido porque mi madre fue maestra y siempre la veía los fines de semana haciendo pósters, materiales para trabajar… y yo pensaba que mi madre era rara porque no era esa profesora de la que habla todo el mundo, que tiene tres meses de vacaciones. Es que mi madre trabajaba el triple que mucha gente. Eso me gustaría destacarlo, la entrega del profesorado es increíble.

Sin embargo, no se está valorando lo suficiente. 

Ya no es que nos le valore, es que encima se le critica. Evidentemente, habrá profesores, como en todas las profesiones, que pasen olímpicamente. Hay algunos que se han adaptado y están encantados con el sistema pero hay otros que están haciendo auténticas maravillas en sus clases. Y eso no se ve, no se habla de ello. El sistema es el sistema, pero un colegio es bueno o malo según las personas que lo forman.

Además de la calidad de trabajo malísima del profesorado, en la educación pública nos encontramos con los interinos, gente que funciona en un centro pero que sabe que va a tener que marcharse. Así, un centro trabajo un año de forma maravillosa y al siguiente vuelta a lo mismo. ¿A quién va el resultado de todo esto? A los niños. Y esto es lo que nadie se cuestiona, cualquier reforma educativa tiene como resultado los niños.

Hay quien opina que al colegio no se va a ser feliz sino a sacrificarse y a estudiar. ¿Cómo rebates sus argumentos?

Hemos aprendido que aprender es un sacrificio. Yo a mis alumnos les cambio el «tengo que estudiar» por el «quiero aprender» porque la cuestión es la motivación para aprender. Vemos el fracaso escolar que hay y las bajas notas que tenemos porque tenemos un sistema memorístico. Cojo, lo memorizo, lo escupo en el examen y cuando he terminado, no hay nada en mi cerebro.

Hay una base científica, la neuroeducación existe y tiene una base neurológica y psicológica que dice que hay neuronas que se despiertan cuando jugamos porque estamos felices. Si queremos llenarlo de contenido, el recipiente lo tenemos que tener bien, apto. Si no está apto, si lo tenemos lleno de agujeros, el contenido se nos va. Por eso un niño que no está sano va a tener un aprendizaje más lento, o incluso nulo.

Yo siempre le digo a los profes: «¿tú necesitas un libro para dar clase?» Es muy triste pero te dicen que sí. Porque nos han acostumbrado a eso, al trabajo fácil. Pero realmente es como si tú llevas el coche al taller y ves al mecánico con sus apuntes mirando si es la junta, la culata o es el aceite. Quizá es que nos han metido ese miedo, que lo que hacemos a lo mejor no está bien, pero que si me lo dice el libro, me lo dice la editorial, pues ya está. Me cubren las espaldas.

¿Qué te piden más los profesores en las formaciones que les das?

Siempre piden cosas para el aula, inteligencia emocional para el aula, creatividad para el aula, pero, ¿tú eres creativo? ¿A que tú vas todos los días por el mismo camino a casa? Para mí la formación es personal. Es verdad que me piden mucho para el aula porque las ratios suben, hay inmigración, salas internacionales… y eso nunca se ha abordado. Los profesores se han buscado la vida para solucionar que en una misma aula haya niños de la misma edad pero de diferente nivel.

¿Qué sueles trabajar en los talleres con los niños?

Depende de la edad, pero sobre todo trabajamos la gestión y reconocimiento de emociones básicas. Enseñarles que no es malo que lloren, no es malo que se enfaden, sino que hay que aprender a estar tristes y aprender a estar enfadados. Y darles herramientas para ello. Los niños normalmente aprenden por ensayo-error, pero si tú ya les das una herramienta, esto está aquí, vas a allanarles un poco el camino. Malas situaciones las van a tener y eso no lo podemos evitar. No les podemos quitar las piedras del camino porque, si no, el día que se encuentren con una… ¿qué hacen? Frustrado, depresivo, no sé qué hacer con mi vida…

Con los adolescentes trabajamos en descubrir su talento, que sean capaces de tomar decisiones, que sean críticos, que tomen las riendas de su vida en general.

¿Qué valores que tienen los niños crees que amputa el sistema educativo?

La creatividad. Ken Robinson, en una de sus charlas más famosas, una charla TED, habló de la creatividad de los niños y habla de una niña que estaba dibujando en clase y su profesora le dijo: «Qué estás dibujando?» «Estoy dibujando a Dios», respondió. «Pero es que nadie sabe cómo es Dios», dijo la profesora. La niña le contesta: «No te preocupes, en dos minutos lo sabrás», contestó. Se atreven, no tienen miedo al error, imaginan la realidad. Eso es lo buenísimo que tienen. Y su limpieza de corazón, su transparencia. Todavía no tienen el doble sentido, son naturales. Son dos valores que se pierden dentro de las escuelas. Hay que tener en cuenta que estamos diezmando las horas de plástica, las horas de música, las horas de teatro… y eso se nota.

Hablemos de la hiperactividad en los niños. Hay quien dice que no existe tal enfermedad. ¿Cuál es tu opinión?

Mi opinión personal es que es una enfermedad del siglo XXI, no existe como tal. Que los niños la sufren pero no es una enfermedad, es el resultado de un sistema educativo que coarta. Los niños necesitan movimiento para aprender, no estar sentados en una silla. Los que se adaptan, bien, y los que no se adaptan son hiperactivos y un poco de pastillita. Yo he tenido a mi lado niños medicados y a lo mejor no les puedo distinguir de los que salen del after a las 10 de la mañana. ¿Por qué no se les puede permitir eso de moverse? Claro, que todo sería más fácil si tuviéramos menos niños en clase. Pero pretender que todos los niños lleven el mismo ritmo es como poner la misma talla de pantalón a todos los niños de nueve años.

¿Cómo ves tú el tema de la igualdad de género en las escuelas?

Debido a que a los niños se les ha dado todo, tienen peor gestión de la frustración y ha aumentado el número de chicos y chicas machistas porque se han creído los roles que se están vendiendo en televisión y además no entienden por qué no conseguir ahora algo si llevan toda la vida consiguiendo lo que querían. A mí hay un tema que me preocupa enormemente, que es la educación sexual. Los niños ahora tienen acceso a la pornografía y el primer acceso es a los 11 años, con lo que están teniendo una idea de sexo irreal completamente. Hay que hablar de esto en casa, hay que hablar en el cole, y hay que hacerlo sin tapujos, que el sexo es parte de la vida.

 

Puedes conocer más sobre Meraki, enterarte de sus talleres y contactar con Laura a través de su página web.