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Alicia Acosta: "Es muy bonito que mi cuento '¡Viva las uñas de colores!' conectara con tanta gente, pero también muy triste"

Libros
11 octubre, 2021

La malagueña Alicia Acosta es una apasionada de la narración oral, oficio al que lleva dedicada 25 años. Este lunes participa en el Festival Palabra, organizado por el Club Leteo, contando para los más peques en el Salón de Actos del Ayuntamiento de León (entrada por Alfonso V) a las 18.30 horas. Ella, que escribía para contar pero no se había planteado nunca publicar, va por su libro número 14, contando el que está a punto de ver la la luz.

Charlamos con ella.

¿Qué se van a encontrar los peques que vayan hoy al cuenta cuentos?

Voy a narrar los tres últimos libros que han salido al mercado. El increíble barco del capitán Marco, que tiene un juego a medida que se narra y es muy cooperativo porque niños y niñas van diciendo por qué lugares va pasando; a veces salen mares divertidísimos. Alejo, el cangrejo, la historia de un cangrejo ermitaño que está buscando una concha pero encuentra otras caracolas que no lo son en realidad, como una tetera, un coche de juguete abandonado… es un cuento que no está dando mucha satisfacción por la reflexión que está llevando a las familias. Y el último, Mis más terribles pesadillas, que tiene una protagonista femenina, Petra Valiente, una elementilla muy divertida que resuelve un tema con las pesadillas de una manera muy chula. Aquí hablamos de los sueños lúcidos y no ofrecemos ayuda externa sino que invitamos a niños y niñas a que jueguen y controlen lo que pasa en sus sueños.

Eres licenciada en Psicología, ¿te ayudas de esa formación a la hora de escribir tus libros?

Soy muy responsable en lo que escribo. Por ejemplo, cuando sacamos Peque y yo, que habla de la muerte, conté además con un equipo de psicólogos especializados en duelo infantil para que apoyaran y revisaran el libro. Me gusta que si el libro tiene un objetivo concreto esté muy cuidado, los contenidos sean reales y lleguen de verdad. Pero también me gusta escribir por puro divertimento, es esencial que no todos los libros tengan un porqué, que tengamos también literatura simplemente para divertirnos, pasarlo bien y emocionarnos.

¿Y cómo entras en este mundo de la literatura infantil?

Yo llevo vinculada al mundo de la narración 25 años. Es algo que me fascina y cuando terminé la carrera de Psicología ya estaba trabajando como narradora profesional y decidí seguir. Me invitaron a participar dentro de La Noche de los Investigadores de Málaga en una mesa especializada en literatura infantil y juvenil para narrar un álbum ilustrado. En esa mesa estaba sentado Luis Amavisca, editor de Nube Ocho y después me pidió que le enviara todo lo que tuviera escrito. Resulta que yo allí había narrado Rosa Caramelo, un libro de Lumen que a Luis no le gustaba nada, pero le había parecido muy buena la adaptación que había hecho yo. Yo entonces escribía para narrar así que le decía que no, pero después de que insistiera me lancé y de ahí nació El pequeño pirata Serafín que recibió un premio Latino Book Awards.

Después vino Edmundo, ladrón de segundos y llegó el de ¡Viva las uñas de colores! ¿Fue este libro un antes y un después?

Siempre digo que es una alegría que tu cuento conecte con tanta gente y por otra parte me resulta muy triste porque eso quiere decir que muchos niños, por desgracia, sufren el estigma de tener que cumplir unos roles socialmente inventados. Pero sí, fue un proceso muy bonito, el libro surgió de un tuit de una familia con la que hablamos y a la que después le enviamos el libro para que el niño diera su visto bueno. Fue precioso porque su padre nos contó que al día siguiente de escucharlo volvió al cole con las uñas pintadas. Es alucinante el feedback que tiene.

¿Cómo van surgiendo ahora las historias?

Hay de todo. El de Renato Nicanor surge a través de una sesión de homenaje a Gloria Fuertes en la que mi compañera estaba recitando el poema de la araña de España y siempre preguntaba: ¿A qué animal le gusta bailar flamenco? Y siempre respondían: ¡Al flamenco! Nos reíamos mucho, así que le dije: «Te voy a escribir un cuento de un flamenco que baila flamenco».

Y la última, que va a salir ahora, nació en 20 minutos, pero nació perfecta. Estaba conduciendo y se me vino una frase a la cabeza. Paré en una gasolinera a activar la grabadora y la fui contando. Hay historias que están ahí esperando de alguna manera y tienen que nacer y nacen así. Otras las escribes, las paras, las dejas reposar, las vuelves a mirar, las retomas.

Para muchas familias sois la ruina con tanto libro ilustrado… ¿Cómo ves el momento que vive la literatura infantil?

Yo creo que para la literatura infantil y, sobre todo, para el álbum ilustrado es un momento dorado porque hay mucha producción, aunque por otro lado es algo peligroso, pero yo siempre digo que sobre gustos los colores. Creo que cada libro tiene conexión con una persona, sería muy prepotente decir esto sí y esto no porque también habrá gente a la que no le gusten mis libros. Pero sí, es un momento increíble, las editoriales están apuntando muy fuerte por el álbum ilustrado y la ruina no es solo de las familias, ¿eh? ¡Que mi salón está lleno!