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La leonesa que más cuenta

Libros
02 abril, 2021

Había una vez una joven que con 22 años escribió un libro llamado Leonino. Érase que se era un cocodrilo llamado Tilo que salió de una tienda sueca para convertirse en el protagonista de un bestseller. En un lugar muy lejano sus habitantes miden el tamaño del corazón con las palabras de una leonesa. Empiece el cuento como empiece, suele terminar igual: con un nuevo título de Emma S. Varela.

Desde Menudo es León hemos querido celebrar el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil con esta educadora y escritora por varias razones. Tiene libro nuevo, Un extraño vecino (Amigos de Papel), hay pocos niños y niñas en León que no la conozcan y porque solo en los últimos cuatro años ha publicado 11 libros. O 10, según se mire, porque uno de ellos lo editaron en México y más tarde realizó una adaptación para España.

El caso es que llega al parque de Quevedo, donde realizamos la entrevista, cargada con una pila de 14 títulos firmados por ella desde 2010, cuando presentó Leonino, de la editorial Lobo Sapiens. “Aquello lo recuerdo demasiado fácil. Yo envié el manuscrito a la editorial porque tenía un amigo que había publicado con ellos, pero no me contestaban, así que un día me encontré al editor en una librería y hablé con él. No lo había leído pero a la semana me llamó y me dijo que el año siguiente lo publicaría. Y así fue”, asegura.

En la misma editorial decidieron continuar con ella explorando el tema leonés y en 2012 apareció Sara y el ramo, y en 2013 Froilán y el lobo. La cabeza de Emma estaba llena de historias que contaba a su público menudo. “Yo seguía escribiendo cuentos pero lo hacía para contarlos, no con la idea de editarlos, eran mi herramienta de trabajo”, explica. Un día compró unas marionetas en Ikea y se puso a jugar. Al cocodrilo le puso de nombre Tilo y lo llevó a explorar los límites de la amistad. En 2017 Tilo, que había viajado de cuentacuentos en cuentacuentos, se convirtió en libro con las ilustraciones de John Prieto y el soporte de Eolas. “Tuve la suerte de que todos los niños y niñas que me conocían de los cuentos y animaciones lo apoyaron mucho y a partir de ahí empecé a publicar un montón”. Y tanto. “No me puedo quejar, la verdad es que yo no presiono, las historias están ahí, se las voy enseñando a la gente y van saliendo”, asegura.

En estos años he ido aprendiendo mucho del lenguaje de los niños. Leonino es un libro más largo y denso; ahora juego mucho con estructuras repetitivas y con que todo les encaje”, asegura Emma. Y después de tanto álbum ilustrado, ¿se animará con la novela? La pregunta da en el blanco. “Tengo una para primeros lectores que escribí en el confinamiento y con la que estoy ilusionada. Justo estoy ahora hablando con una editorial para publicarla el año que viene”, adelanta.

No dejan de surgir las historias, pero hay algo que le ha arrebatado la pandemia y que echa mucho de menos: el contacto con los peques, contarles, ver sus reacciones. “Yo estoy acostumbrada a contar primero y luego publicar; ahora estoy haciéndolo al revés por primera vez”, explica. Acababa de salir Calle de los Cerezos (La Cuentería Respetuosa) cuando llegó el confinamiento del pasado año y hubo que anular todas las presentaciones. Y así se pierden esos momentos de espontaneidad mágicos como el que vivió un Día del Libro en San Marcelo mientras contaba Sofía y las familias de sus amigos (La Nube de Papel). “Cuando sale una niña con dos mamás, una de las niñas que estaba allí dijo: ¡Hala, el doble de besos! Fíjate, no se planteaba si había un padre o no, solo pensaba que si había dos mamás, tendría el doble de cariño. Me pareció súper bonito”, recuerda.

Mientras Emma sigue pensando en cuentos nuevos, espera a Lúa, su pequeña que está a punto de nacer. Del mundo que la espera le llegan versos de Gloria Fuertes cuando su madre graba un cuentacuentos para las bibliotecas municipales o los cuentos que narra en alto para probarse.

El último, Un extraño vecino, habla de una abeja maniática y encantadora a partes iguales. Amante del orden y el silencio, la irrupción de un grillo con su cri cri la va a desestabilizar. Eso, hasta que el grillo desaparece y lo que empieza a echar de menos es su grillar. “Yo lo comparo mucho con la relación de hermanos, pasan el día picándose pero luego no pueden estar separados”, analiza. Las ilustraciones que acompañan el texto son de Ana Rodríguez, alicantina que pinta con mucho detalle cada escena.

“Las ilustraciones son más importantes que el texto”, reconoce Emma y nos invita a un juego: dar este tipo de libros a niños y niñas que no saben leer para que ellos cuenten la historia viendo solo los dibujos. Probaremos. El caso es despertar el interés y amor por los libros, que es el objetivo de este Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil que se celebra el 2 de abril porque un día como hoy nació Hans Christian Andersen.

Un buen día para leer en familia, algo que para Emma es fundamental. “Yo creo que a muchos les llega al amor a la lectura por esa cercanía con los padres, ese momento en el que se centran en ellos y no hay nada más”, opina.