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Natalia Castro: "Veo una corriente de solidaridad con lo próximo que puede ser una oportunidad"

Entrevistas
02 junio, 2020

Continuamos analizando el impacto de la situación sanitaria y lo hacemos de la mano de Natalia Castro. Natalia es bióloga especialista en sostenibilidad y procesos de participación y mediación comunitaria y madre de tres. Enamorada del campo en general y de la montaña leonesa en particular, inició el proyecto de La Colmena León en el verano de 2015 y desde entonces han creado un grupo de mas de 20 productores de proximidad que cada semana abastecen a los consumidores de León de productos de máxima calidad. Desde principios de 2016 trabaja como gestora de la Reserva de la Biosfera Valles de Omaña y Luna, espacio declarado por la UNESCO en el que trabajan desde la investigación, la educación y la promoción en el desarrollo sostenible de un territorio en el que las personas y la naturaleza han convivido con éxito durante milenios.

¿Qué mensaje nos está enviando el planeta?

El modelo de consumo que impera en la sociedad supone una enorme presión para el planeta Tierra. La huella ecológica (una forma de medir la superficie de planeta que necesita una familia, una ciudad o un país para cubrir sus hábitos -que no necesidades- de consumo) de 2019 nos indica que nuestra demanda de recursos necesita de más de un planeta y medio para satisfacerse.

Esta presión supone que se pierda biodiversidad, que se rompa el equilibrio que mantiene los ecosistemas y que flujos de energía, hasta ahora estables, que mantienen la tierra como lo conocemos, estén cambiando con las imprevisibles consecuencias que eso supone.

Una de esas consecuencias que se está apuntando desde diversos estudios científicos es la mayor incidencia de enfermedades humanas: a ecosistemas menos estables y con menos biodiversidad, mas posibilidad de que virus y otros organismos provoquen enfermedades.

Además, la alta movilidad de personas en el mundo favorece que esas enfermedades se transmitan provocando mayor incidencia de epidemias.

¿Cómo han llevado todo esto los pequeños productores y en qué medida les ha afectado?

Los pequeños productores están viviendo la situación con mucha incertidumbre, como todos. La peculiaridad es que sus negocios suelen ser bastante vulnerables a cualquier crisis y muchos tienen alta dependencia del sector de la restauración. El parón en las ventas implica un riesgo de cierre para muchos de ellos. Como ventaja, al no tener estructuras muy complejas tanto de organización interna como de canales de ventas, tienen mas flexibilidad para adaptarse a una situación que nadie sabe por dónde nos va a llevar.

Una de las cosas que se ha visto es que tenemos una gran dependencia del exterior en muchos ámbitos. ¿Por qué esto es negativo y por qué somos tan dependientes?

Si te refieres desde un punto de vista económico o de acceso a productos, sí, esta crisis nos ha golpeado muy fuerte con el tema de acceso a medios de protección, material médico etc. La deslocalización de la producción, al menos la de productos básicos, es un tema a repensar, sin duda. Y qué es lo que se consideran productos básicos, también. Esta situación nos ha demostrado que nuestro sistema de abastecimiento en frágil y que la dependencia del trasporte y comercio internacional cuesta vidas en una situación de emergencia.

¿Cómo ha estado funcionando La Colmena y cómo prevé funcionar según vayamos avanzando en fases? ¿Qué medidas de protección estáis tomando?

La Colmena en un primer momento paralizó la actividad hasta poder asegurar que se iba a cumplir con todas las recomendaciones y exigencias sanitarias. En menos de una semana habilitamos el servicio de entrega a domicilio con un protocolo manipulación bajo estrictos criterios de prevención y de entrega sin contacto. Desde ese momento hemos estado funcionado con normalidad y con una gran aceptación por parte de los consumidores habituales y los nuevos que se han incorporado en estas semanas.

Cata de productos en La Colmena

¿Crees que se está tomando conciencia de la importancia de un comercio de proximidad más respetuoso?

Sí que se ve un mayor interés sobre la procedencia de los alimentos que llevamos a nuestra mesa, unas veces asociado a una reflexión de carácter medioambiental y otras por un compromiso con la economía local. Desde mi punto de vista ambas cosas se complementan y son los mimbres que tejerán un modelo de consumo mucho más sostenible y saludable

La crisis va a provocar menor poder adquisitivo… y quizás eso haga que se opte todavía más por productos que en principio son más baratos. ¿Cómo se compite con eso?

Aunque parezca lo contrario, una compra en proximidad no tiene que ser más cara que en supermercado. En primer lugar porque consumimos productos de temporada, que tienen un precio mas ajustado al tener mayor disponibilidad. Además, en un proyecto como La Colmena, de venta directa de productor a consumidor, los precios son más bajos al eliminar toda la cadena de intermediarios, haciendo más sostenibles los negocios de los productores locales.

Si atendemos únicamente a criterios egoístas, ¿en qué me puede beneficiar a mí una compra de proximidad?

La compra en proximidad tiene varios enfoques. Una cosa es comprar en tu tienda del barrio, estás comprando en proximidad, sí, aunque algunos de los productos que compres pueden venir del otro lado del mundo. En este caso el beneficio para el consumidor es que mantiene un barrio vivo, con comercios, un barrio que es más agradable para vivir. Otra cosa es comprar en circuitos cortos de comercialización, en los que el producto es de cercanía, se produce o elabora muy cerca del punto de consumo. En este caso el consumidor se beneficia de una economía local más fuerte y de productos elaborados o recogidos en su mejor momento, que están mas sabrosos. Además, al no tener que asumir costes de trasporte pueden ser más económicos. Si a esto le añadimos pequeños negocios locales con prácticas ecológicas o agroecológicas incluimos como beneficio la salud de los consumidores y del ecosistema.

Y si extendemos algo más esos criterios a los demás y todo el planeta… ¿en qué nos beneficia una compra de proximidad?

La compra en proximidad nos beneficia, en primer lugar, como sociedad, manteniendo negocios locales, favoreciendo prácticas de consumo sostenibles, evitando grandes emisiones de contaminantes a la atmósfera por el transporte de mercancías. Un poco lo que te comentaba antes, barrios más agradables para vivir, economías locales más fuertes, pervivencia de negocios en el medio rural, lo que evita la despoblación… Todo esto son prácticas responsables, vinculadas con el cuidado del medioambiente, mediante actividades económicas sostenibles, lo que repercute directamente sobre la salud de las personas.

Nos han acostumbrado a que todo es ya y ahora. Todos los productos en cualquier momento del año… ¿es difícil cambiar eso?

No es tan difícil consumir de temporada y menos en un lugar como España, con la gran variedad de climas y productos de los que disponemos. Pero no creo que sea indispensable comprometerse hasta el punto de nunca comer algo que sea de fuera de temporada o nunca más pisar un supermercado. Esto es como todo, los cambios mejor poco a poco, si suponen una ruptura total con nuestra manera de hacer las cosas seguramente nos resulte muy complicado consumir en proximidad o de temporada o de comercio justo. Si decidimos ir incluyendo pequeños retos en nuestra rutina de compras ya estamos dando pasos que aportan mucho más de lo que nos parece.

Además de encargarte de La Colmena, trabajas en una reserva de la biosfera… con esas dos perspectivas, ¿por dónde podemos empezar a reconstruir todo esto? Dicen que de una crisis sale una oportunidad. ¿Qué oportunidad deberíamos aprovechar ahora?

¡Vaya pregunta! Ojalá hubiera una respuesta sencilla, o una receta infalible para reconstruir después de esta crisis. Esta situación nos ha hecho replantearnos todas nuestras relaciones y las prioridades vitales. La capacidad del ser humano para adaptarse, nuestra resiliencia, siempre es nuestra mejor oportunidad. Ahora mismo tengo la sensación de que existe una corriente bastante fuerte de solidaridad para con lo próximo. Esta puede ser una buena oportunidad. Si apoyamos a los productores locales, si nuestras vacaciones son en un pueblo cercano, ayudaremos al mantenimiento de pequeños negocios que hacen que permanezca vivo el mundo rural.

Y, mirando un poco más hacia las administraciones y organismos internacionales, hay otra gran oportunidad a la hora de plantear estrategias e inversiones para la recuperación: si en ellas se incluyen trasversalmente criterios ambientales, de justicia social, de economía verde etc, podemos acercarnos a escenarios que son muy deseables y que se plantean desde los documentos marco tan importantes como los Objetivos de Desarrollo Sostenible.