Skip to content

Yoga para niños, una actividad para trabajar el cuerpo, conocerse y gestionar las emociones

Extraescolares
02 septiembre, 2019

Handle with care (tratar con cuidado) es el sello que se imprime sobre los paquetes cuyo contenido es frágil, cajas que viajan mucho, pasan por múltiples manos y diferentes situaciones pero siempre hay que manejarlas con cuidado. Por eso a Natalia Fidalgo le pareció que el nombre era perfecto para su proyecto de yoga para niños: “Queremos que ellos viajen, conozcan gente, vivan distintas experiencias… pero siempre teniendo en cuenta su interior”, explica esta instructora de yoga que lleva tres años ofreciendo una clase extraescolar diferente y muy completa a los más pequeños. En ella los asistentes practican ejercicio físico, conocen su cuerpo y cómo cuidarlo y trabajan la inteligencia emocional.

Handle with care ofrece tres tipos de clases: yoga para niños (3 a 12 años), yoga en familia (de 2 a 7) y yoga para adolescentes (de 12 a 16). Cada grupo se compone de un máximo de 15 niños para lograr una atención personalizada y la primera clase es siempre gratuita y de prueba porque Natalia no quiere que ningún niño acuda obligado. Lo curioso –relata- es que son ellos los que quieren volver. “A mí me resulta muy fácil trabajar con ellos, no lo veo ni como un trabajo, voy encantada… Creo que conecto a través de sus intereses, me gusta hacerles sentir protagonistas…”, comenta.

Su vocación fue todo un descubrimiento para ella porque confiesa que cuando terminó Bachillerato no tenía intención de estudiar nada más. Fue la insistencia de su madre lo que la empujó a matricularse en el módulo de Técnico Superior en Educación Infantil y allí se dio cuenta de que quería dedicar su vida a la enseñanza. Más tarde se graduó en Magisterio y cursó un master en Prevención e Intervención de Problemas de Conducta en la escuela. Y luego probó el yoga para niños. Primero con un taller, por ver de qué iba. Y después con una formación de seis meses para convertirse en instructora de esta disciplina originaria de la India. “Yo quería poner mi granito de arena en la educación y me pareció muy interesante combinar todos los conocimientos que había adquirido”. Y así nació Handle with Care en León en el curso 2016/17 y, aunque todavía no tienen sede propia, Natalia sabe que no tardará en llegar porque el número de alumnos no deja de crecer; el pasado año superaron los 100 inscritos. Por el momento, trabajan con ayuntamientos, asociaciones y colegios o guarderías para impartir las clases.

¿En qué consiste el yoga para niños?

Se imparte una sesión por semana con una duración de entre una hora y hora y cuarto. “Es bastante tiempo pero se pierde mucho entre que se quitan los zapatos y colocan la esterilla –los valores de orden también son importantes en la clase- y no me gusta que vayan con prisa”, explica Natalia. Todos se sientan en círculo para que nadie esté por encima ni alguno pase desapercibido y comienzan siempre con una asamblea en la que abordan temas generales –como la celebración de algún día mundial- o aprovechan una situación que surge en esos momentos –como que un niño llega enfadado- para aprender a gestionarla y ponerse en el lugar del otro. “Yo llevo las clases preparadísimas, pero muchas veces me tengo que salir del guion, así aprendemos todos de la situación y estamos capacitados para gestionar imprevistos”, añade.

Llega después la fase del calentamiento, en la que preparan el cuerpo con diferentes ejercicios para las asanas –posturas de yoga- mediante juegos y canciones. Las posturas las van realizando a través de cuentos con los que Natalia invita a sus alumnos a que imiten posturas de animales o diversos personajes. La parte final es siempre el mindfulness, el momento de la relajación que se puede realizar en pareja -con ejercicios que incluyen masajes, cosquillas suaves…- o de manera individual mientras escuchan y se concentran en lo que la profesora va contando. «Es impresionante lo que evolucionan en este sentido, el primer día no consigo que estén más de 2 minutos y a final de curso logran mantenerse hasta un cuarto de hora», asegura.

En cuanto a las clases de yoga para adolescentes y yoga en familia, tienen una estructura similar pero en esta última se trabaja mucho más en pareja ya que precisamente uno de los objetivos es que disfruten de esa experiencia juntos.

 ¿Cuáles son los beneficios del yoga para niños?

La práctica del yoga para niños conlleva muchos beneficios asociados. En lo físico, mejora la flexibilidad, el equilibrio, la fuerza y corrige malas posturas. Además, los niños aprenden a conocer su cuerpo y cómo funciona para llevar una vida saludable activa y alegre. A través del mindfulness trabajan la concentración, la atención y la memoria y reducen el estrés. «El mindfulness es maravilloso de cara al aprendizaje académico, ser capaz de poner atención en lo que estoy haciendo y saber que luego tendré tiempo para otras cosas», indica Natalia.

Otros de los aspectos fundamentales de las clases son la creatividad y la imaginación, a las que Natalia da vía libre para que los niños se expresen como deseen realizando manualidades, dibujando o coloreando mandalas. Ella se nutre de pedagogías alternativas –le interesan mucho Waldorf y Montessori– para aplicar los elementos que considera más interesantes. Los grupos están formados por niños y niñas de entre tres y 12 años de tal manera que se consigue que unos aprendan de otros y se fomente el trabajo en equipo la cooperación y la amistad. Además, con la evolución de cada uno en la clase se logra mejorar la autoestima y la confianza. Por  último, trabajan algo esencial como es la inteligencia emocional, para aprender a identificar, reconocer y gestionar sus emociones. «Continuamente y sin que se den cuenta estamos trabajando las emociones a través de cómo se sienten», comenta Natalia. «Nosotros partimos de la base de que no hay emociones buenas o malas, todas son necesarias y tenemos que aprender a vivir con ellas, pero hay algunas que no nos gustan y para gestionarlas necesitamos ciertas herramientas», explica. Para ello, el primer día cada niño recibe una Caja de la Calma, en la que van metiendo esas prácticas que les vendrán bien en momentos de rabia o enfado, por ejemplo.

 ¿Es el yoga realmente adecuado para niños?

Las posturas de yoga son las mismas para todos aunque muchos expertos diferencian entre fáciles, intermedias y avanzadas; aquí se realizan las fáciles y únicamente se pasa a las intermedias si los alumnos lo van reclamando, pero Natalia quiere dejar claras dos cosas. La primera es que «si duele no es yoga» y lo segundo es que jamás fuerza a nadie a hacer una postura. «Algunos se niegan en rotundo a realizar determinadas asanas, sobre todo ocurre con las invertidas, pero yo nunca les obligo, simplemente les animo a que intenten algo, que pongan las manos en el suelo y levanten el culo; ellos lo hacen y se sienten bien así que el segundo día levantan el culo un poco más y a lo mejor el tercero me piden que les suba las piernas», dice.

Confiesa Natalia que algunos padres llegan preocupados por si sus hijos serán o no capaces de estar en una sesión de yoga porque son muy movidos. «Yo siempre les digo que esto no es una clase tranquila, aquí nos movemos mucho, y de todas formas siempre les animo a que lo prueben», apunta. Además,  Natalia utiliza muchos artilugios como antifaces, plumas para hacerse cosquillas, velas para concentrarse en la llama, sacos de semillas, aromas, cuencos tibetanos… que resultan muy atractivos para los peques. «Ojalá a mí de pequeña me hubieran enseñado algunas cosas que aquí pueden aprender como a sintonizar mente y cuerpo, saber dónde está mi mano, mi pie… o inteligencia emocional, cuántos disgustos me habría ahorrado de saber gestionar mejor mis emociones«, concluye Natalia.

¿Quieres saber más sobre las clases de yoga para niños o apuntar a tus hijos? Puedes consultar su página web https://yogaparaninos.es/ o llamar al teléfono de contacto 663 78 37 98.

También puedes seguirles a través de redes sociales, en Facebook e Instagram.


Este artículo ha sido elaborado en colaboración con: